La adopción en nuestro país pasa, en casi todos los casos, por la adopción internacional. La demanda se concentra en aquellos países que, como China, ofrecen mayores facilidades. La eliminación del cupo para las adopciones de niños, anunciada por el gobierno chino, permitirá que el próximo año cerca de 2.000 pequeños asiáticos puedan ser abrazados por sus padres españoles.

En los orfanatos chinos viven entre 300.000 y 500.000 pequeños, la mayoría víctima de las estrictas medidas de control de la natalidad impuestas por el gobierno y que obligan a las familias a concebir sólo un hijo en las zonas urbanas y dos en las rurales. Los hijos adicionales no son reconocidos por el Estado. Pero también la tradición favorece el terreno del abandono ya que son los hijos varones los encargados de mantener a sus padres cuando envejecen, lo que lleva a que el 95 por ciento de los pequeños que son recogidos en los orfanatos sean niñas. Algunas son adoptadas por familias sin hijos, otras tienen la fortuna de ingresar en orfelinatos privados, pero la inmensa mayoría sufre el triste destino de los centros estatales.

La emisión en 1996 de un documental británico donde se denunciaba el abandono que sufrían los niños en orfanatos de Shanghai despertó toda una oleada de solidaridad internacional y las peticiones de adopción se dispararon. Nuestro país no se quedó atrás, y si hace años se podían contar con los dedos los niños chinos adoptados en España, hoy somos el segundo país -después de Estados Unidos- en número de adopciones y más de 3.000 pequeños asiáticos se encuentran ya registrados como ciudadanos españoles. La avalancha de solicitudes fue bien recibida por el gobierno chino y muchos niños encontraron un nuevo hogar en un breve plazo de tiempo, pero después de unos años no quedó más remedio que echar el freno. El Centro Chino de Adopciones se vio obligado a establecer, a finales del pasado año, un cupo de solicitudes para los 13 países con los que mantiene acuerdos como consecuencia de la imposibilidad de dar salida a 15.000 expedientes de adopción. Ahora, una vez superadas las dificultades técnicas, China anuncia que no impondrá límites.