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Últimas decadas en la política en China
Durante la primavera de 1989, activistas estudiantiles en favor de la democracia llevaron a cabo una serie de manifestaciones en la plaza de Tiananmen en Pekín (China).
Los manifestantes erigieron, como símbolo de su protesta, una estatua de 10 m de altura, denominada ‘diosa de la Democracia’ y modelada según la estatua de la Libertad estadounidense. Cientos de manifestantes murieron entre el 3 y 4 de junio de 1989, cuando el gobierno chino ordenó al ejército aplastar la protesta.

Deng Xiaoping fue la figura dominante en China a lo largo de la década de 1980 y los primeros años de la de 1990, manteniendo su influencia de forma oculta incluso cuando cedía sus títulos públicos. Favoreció una política que permitía el desarrollo comercial e industrial, atrayendo inversiones extranjeras. Deng y la envejecida cúpula dirigente de China tenían una posición mucho menos dogmática sobre la política económica que sobre los temas políticos.
En 1980, Hua Guofeng renunció a ser primer ministro y le sucedió Zhao Ziyang, un seguidor de Deng. A comienzos de 1981, fueron declarados culpables los miembros de la Banda de los Cuatro e ingresaron en prisión.

En junio, otro de los aliados de Deng, Hu Yaobang, sustituyó a Hua como dirigente del partido. En 1982 se adoptaron una nueva Constitución y una nueva reorganización del Partido Comunista Chino. La primera restableció el cargo, en gran manera representativo, de presidente de la República (anteriormente presidente de Estado), que en 1968 había sido abolido por Mao.

La política desarrollada por Deng generó un rápido desarrollo económico, pero también desencadenó una crisis social considerable (las grandes urbes crecieron a un ritmo mayor que el resto del país, lo que originó graves desequilibrios entre el campo y la ciudad, así como dentro de las ciudades) y aspiraciones políticas entre los grupos sociales más beneficiados por la apertura de consecuencias imprevisibles,
Deng Xiaoping
pues enseguida se puso de manifiesto que los máximos dirigentes del país no tenían la menor intención de comprometer el poder absoluto del Partido Comunista.
En enero de 1987, Zhao Ziyang fue nombrado secretario general del Partido Comunista y Hu Yaobang fue obligado a dimitir, en tanto que Li Peng fue nombrado primer ministro. Los cambios en la jefatura llegaron tras una ola de manifestaciones estudiantiles que reclamaban una mayor democratización y libertad de expresión. La muerte de Hu en abril de 1989 inició una nueva ola de manifestaciones a favor de la democracia, que aumentaron en mayo cuando el dirigente soviético Mijail Gorbachov visitó Pekín para poner fin a las desavenencias entre la URSS y China, que ya duraban treinta años. Los manifestantes ocuparon la plaza de Tiananmen en Pekín hasta la mañana del 4 de junio, en que las tropas armadas tomaron al asalto el centro de la ciudad, matando al menos a cuatrocientos civiles (véase Sucesos de Tiananmen). Gran parte de la comunidad internacional criticó la forma violenta en que se resolvió el conflicto y la posterior vulneración de los derechos humanos que tuvo lugar contra aquéllos que participaron en la protesta. En el posterior periodo de represión política, Zhao Ziyang fue despojado de sus cargos en el partido y Jiang Zemin se convirtió en secretario general. La VIII reunión de la Asamblea Nacional Popular eligió en marzo de 1993 a Jiang como presidente de China y reeligió a Li Peng como jefe de gobierno.
Jiang Zemin
Jiang Zemin tuvo que enfrentarse, como máximo dirigente del país, a graves problemas: pérdida de influencia del Partido Comunista, incremento de la inflación y del déficit comercial, aumento de las diferencias económicas entre las distintas regiones (lo que lleva aparejado diferencias sociales), corrupción generalizada entre los empleados públicos y empeoramiento de las relaciones con algunos países occidentales, debido fundamentalmente al quebrantamiento de los derechos humanos.
En este sentido, la entrega o devolución (según el punto de vista) de Hong Kong a China es un posible elemento de tensión entre las potencias occidentales y el ‘gigante asiático’.

Jiang Zemin Presidente de China desde 1993 y principal figura política de ese Estado desde febrero de 1997, Jiang Zemin representa la nueva imagen de los dirigentes chinos.Anderson/Liaison Agency
Jiang desarrolló grandes esfuerzos para resolver estos asuntos, realizando una gestión en la que la eficacia fue el principio básico de actuación. En abril de 1995 consiguió que el Comité Central destituyera por el cargo de corrupción al poderoso alcalde de Pekín, Chen Xitong. La inflación se redujo del 22% en 1994 a menos del 15% en 1995, gracias a la aplicación de medidas tales como el control de precios y el incremento de la producción agrícola. Jiang fortaleció su base de apoyo nombrando aliados en Shanghai, si bien el respaldo hacia su figura dentro del estamento militar fue considerado menos firme.
Aunque Jiang ha seguido la línea ideológica marcada por Deng (que podría resumirse en el principio de ‘apertura económica sin cambio político’), ha procurado, no obstante, dejar su impronta en la acción de gobierno y reafirmarse como líder por derecho propio. Así, en el campo económico, favoreció la liberalización en la línea establecida por Deng, pero a un ritmo más moderado, prestando mayor atención a las consecuencias negativas que el desarrollo económico puede tener entre la población.
Con la muerte de Deng Xiaoping el 19 de febrero de 1997, Jiang Zemin, en su condición de presidente de la República y jefe de las Fuerzas Armadas, se convirtió en la figura indiscutible de la escena política china.
En septiembre de 1997 se celebró el XV Congreso del Partido Comunista Chino, en el que se apoyó el mantenimiento de la línea política, conocida como 'marxismo neoliberal' (caracterizado por dar prioridad a los méritos y la competencia como factores clave del desarrollo económico), se reforzaba la figura de Jiang Zemin al frente del país, seguido del primer ministro, Li Peng, y del nuevo 'número tres', Zhu Rongji, y se reducía el número de efectivos del Ejército, al que se conminaba a doblegarse a las directrices del PCCh.
A comienzos del mes de noviembre de ese año tuvo lugar en Pekín una cumbre chino-rusa (la quinta en seis años) de tres días de duración, en la que se acordó establecer la demarcación fronteriza definitiva entre ambos países, así como acuerdos comerciales de gran envergadura.
Zhu Rongji Nombrado primer ministro chino en marzo de 1998, Zhu Rongji, ex alcalde de Shanghai, su política pretendió desde entonces reestructurar las empresas públicas deficitarias, examinar el debilitado sector bancario y hacer más eficiente la enorme burocracia.Reuters/Jack Dabaghian/Archive Photos
De acuerdo con lo establecido en el XV Congreso del PCCh, en marzo de 1998 la Asamblea Nacional Popular aprobó el inicio de una drástica reducción del aparato estatal, en la que se preveía el despido de la mitad de los funcionarios y una fuerte contención del gasto público; asimismo, la Asamblea ratificó a Jiang Zemin como presidente de la República para un nuevo mandato de cinco años, sustituyó a Li Peng (que pasó a desempeñar la presidencia de dicha cámara legislativa) en el cargo de primer ministro y nombró como sustituto a Zhu Rongji.
Las enmiendas a la Constitución de 1982, mediante las que se reafirmaban los principios de reforma y apertura económica —considerando la propiedad privada como base del desarrollo ulterior del país en tanto que “un importante componente de la economía de mercado socialista”—, fueron aprobadas el 15 de marzo de 1999 por la Asamblea Nacional Popular, pese a la férrea oposición de los diputados ortodoxos, contrarios a la liberalización.
En otro orden de cosas, durante los meses de julio, agosto y septiembre de 1998 se produjeron inundaciones en China que provocaron más de 3.000 muertos y cuantiosos daños en las infraestructuras del país asiático.
Jiang Zemin reforzó la alianza china con Rusia cuando el 25 de agosto de 1999 firmó con el presidente de ese país, Borís Yeltsin, una declaración de confianza respecto de los miles de kilómetros fronterizos entre sus respectivos países, así como entre China y otros tres estados pertenecientes a la desaparecida URSS: Tayikistán, Kazajstán y Kirguizistán. Ambos presidentes ampliaron su estrategia internacional común al rechazar la política exterior de Estados Unidos y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
En noviembre de 1999, China se integró a la carrera espacial (tras Rusia y Estados Unidos), 42 años después del inicio de ésta: el primer vuelo orbital terrestre chino duró 21 horas y consistió en 14 vueltas a la Tierra, tras las cuales se pudo recuperar la nave no tripulada. Portugal devolvió su colonia de Macao (que ocupaba desde mediados del siglo XVI) a China en la medianoche del 19 de diciembre de ese año. Se ponía así fin a la presencia europea en territorio chino.


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